De los apellidos malagueños

27.07.2021

tan diferentes y singulares...

No hay malagueño que se precie que no lleve entre sus apellidos uno de origen extranjero. 

Por Fernando Alonso


Como bien sabemos todos, Málaga ha sufrido muchas invasiones, la mayoría de ellas pacíficas, desde los fenicios hasta los musulmanes, pasando por los romanos y bizantinos. Hoy el turismo es nuestra principal fuente de riqueza y algunos de los extranjeros que nos visitan se acaban quedando, atraídos por la bondad del clima y de sus gentes. Trabajo en un instituto de Torremolinos en el que estudian (es un decir) alumnos de cincuenta nacionalidades diferentes. En cierta ocasión, mi hermano entró en una de las clases y al salir comentó divertido que aquello parecía la ONU.

Quizá los extranjeros que más nos hallan visitado a lo largo de la historia sean los ingleses. Tiene su lógica. Málaga era puerto de mar y los hijos de la Gran Bretaña dominaron los océanos durante siglos. Además, la seguridad y cercanía que les proporcionaba Gibraltar, colonia británica desde 1704, hacía que muchos arribaran a Málaga buscando un clima del que no disfrutaban en su país y unos productos con los que comerciar. Apellidos de origen inglés son Crooke, Bryan, Galwey, Loring (de Massachusetts, EEUU), Livermore, Power, Strachan o Huelin (castellanización de su original, Welling). Todos ellos crearon en Málaga industrias y puestos de trabajo, impulsando el esplendor comercial malagueño. Como afirmó Guillermo Jiménez Smerdou, sus descendientes son hoy tan malagueños como la calle Larios.

Entre los apellidos alemanes destacaremos Grund, Gross, Pries, Krauel, Werner, Brinkmann, Benthem, Rittwagen, Scholtz o Nagel, por citar solo algunos. Muchos de ellos se asentaban en Málaga como representantes de prestigiosas casas comerciales o como diplomáticos. Así los Van Dulken, de origen holandés. Como afirma Mariano Vergara, el origen extranjero de la mayoría de los apellidos burgueses malagueños le daba a nuestra ciudad un aire moderno y cosmopolita, diferente al de otras ciudades andaluzas. En la Alameda malagueña se hablaba inglés, francés y alemán. Todavía en el siglo XX algunos apellidos extranjeros estaban ligados a la explosión turística de la Costa del Sol: Alessandri, Langworthy o Hohenlohe.

Muchos de los apellidos franceses que hay en Málaga proceden de una región del sur de Francia, la de los Pirineos Atlánticos. Llegaron a nuestra ciudad para dedicarse al ramo de la ferretería y algunos se hicieron ricos. Son los casos de Barrère (Barrera), Temboury, Goux o Arribere. Estos últimos todavía están al frente de la ferretería El Llavín en la calle Santa María, después de cuatro generaciones. Otros apellidos franceses que podemos encontrar en muchos malagueños son Taillefer, Rein, Souvirón, Lamothe, Casaux o Disdier.

La mayoría de los italianos que se establecían en Málaga eran de origen genovés. En el siglo XVIII era mucho más rápido y cómodo un viaje entre Málaga y Génova que entre nuestra ciudad y Madrid. Existían líneas marítimas que comunicaban con regularidad ambas ciudades costeras. Además, los genoveses han destacado siempre por ser grandes marinos. Pensemos en Cristóbal Colón. Es de todos sabido que Tommaso Picasso, bisabuelo de nuestro pintor más universal, era marino mercante. Pero si muchos de los franceses que llegaban a Málaga eran ferreteros, entre los italianos predominaban los orfebres y plateros. El primer Caffarena que llegó a Málaga lo hizo con la custodia de la catedral, que había sido enviada a restaurar a Génova. Juan Ghiara Parodi fundó la que fue en su época la mejor joyería malagueña. Otros apellidos italianos que contribuyeron al esplendor de Málaga son Prolongo, Chicano, Crovetto, Franquelo, Lorenzale, Raggio, Mapelli, Escassi o Griffo. 

De los nombres de las bodegas

A mediados del siglo XIX la fabricación y exportación de vinos alcanzaba cotas extraordinarias. Hacia 1850, según Pascual Madoz, desde el puerto de Málaga se exportaban más de catorce millones de litros de vino al año, cantidad que subió a los treinta y dos en 1880. Por esos años existían unas cien empresas relacionadas con la fabricación y exportación de vinos, de las que la mitad desaparecieron con la llegada de la crisis de la filoxera. Citemos algunas famosas bodegas malagueñas que hicieron célebres a nuestros vinos en todo el mundo, según se mencionan en las guías de Málaga: Barceló, Bevan, Bolín, Brinkmann, Caffarena, Clemens, Garret, Gross, Grund, Huelin, Jiménez y Lamothe, Krauel, López Hermanos, Loring, Nagel Disdier, Pries, Raggio, Rein, Rittwagen, Scholtz, Sureda, Torres, Valls y Van Dulken. Como comprobará el atento lector, son los extranjeros procedentes de medio mundo que se vieron seducidos por Málaga y sus gentes, de los que hablábamos al comienzo.

Pero algunos apellidos que convirtieron a Málaga en una ciudad próspera y grande procedían de otras regiones españolas. A los castellanos presentes en Málaga desde tiempo inmemorial (algunos con apellidos recios y sonoros como Ruiz de la Herrán, Pérez del Pulgar, Hurtado de Mendoza, Manrique, etc.), tenemos que sumar los vascos (Uncibay, Arriola, Zulaica, Otaola, Altolaguirre o Gaona), catalanes (Masó, Net, Canivell, Boada, Garret, Pons, Castel, Valls, Creixell, Ferrer) o valencianos (Oliva, Mira, Mitjana, Such).

Sin embargo, los que ocupan un lugar preferente en mi corazón, por ser descendiente de ellos, son los cameranos. En su momento eran conocidos en Málaga como castellanos, ya que eran oriundos de la comarca riojana de Los Cameros. Además de los Larios, Heredias o Félix Sáenz (el Amancio Ortega de su época), contamos con otros menos conocidos como Fernando López González, fundador de la primera fábrica de chocolate malagueña, o José Gálvez Ginachero, hijo de un emigrante de Villanueva de Cameros. Algunos apellidos cameranos son Alonso, de la Cámara, Díaz de Tejada, Elías, Enciso, Esteban, Giménez, Gómez, de las Heras, Heredia, Herreros de Tejada, Larios, Llera, Marín, Martínez, Muro, Pascual, Portal, de los Riscos, Rubio, Sáenz, Sorzano, Tejada, Valle e Ysasi. 

Fernando Alonso
Fernando Alonso

Artículo original de Fernando Alonso. Publicado en el Diario SUR, el 25 de julio de 2021

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